«¡Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde te amé. Tú estabas dentro de mí, pero yo estaba fuera de mí mismo, y allá afuera te andaba buscando».
Sinceridad extrema y altura poética son las claves de esta obra clásica de la espiritualidad cristiana. Agustín de Hipona nos revela en sus Confesiones la profunda búsqueda de la felicidad que caracteriza a todo corazón humano..
Agustín nos anima a mantener los ojos bien abiertos: tanto hacia el propio corazón, atendiendo a nuestra sed interior, como hacia la Realidad, leyendo con lucidez los signos que nos presenta. Nos propone una espiritualidad encarnada en el Tiempo -todo lo contrario a una fuga del mundo-, que sepa descubrir en todos los acontecimientos el llamado amoroso de Dios
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