Es cierto el tema esjatológico ha sido siempre coto de caza de las imaginaciones más febriles, pero últimamente, en una época que se caracteriza por la falta de espiritualidad seria, dicha tendencia pareciera haber recrudecido.
Si bien el Apocalipsis es un libro de conocimiento obligatorio, o al menos debió serlo, en todo el curso de la historia de la Iglesia, hoy su lectura -y relectura- e vuelve imprescindible.
Esperamos que en una época de tantas calamidades, donde a veces uno se siente como a la deriva, sin dirigentes en ningún campo, la lectura del presente libro traiga una dosis, no digamos de “optimismo”, que eso pertenece al campo de la psicología o depende de la variedad de los temperamentos, sino de “esperanza”, aquella noble virtud teologal merced a la cual nos es lícito “esperar contra toda esperanza”
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